Esta tarde de solsticio, las nubes me cuentan cuentos que quisieron ser.
Como volatiles estruendos de numerosas hojas volando hacia la nave que aun a la deriva guarda esperanza patética del reencuentro.
Varios arboles en sus lineas negras me dibujan la imagen de este cuerpo que hecho de añicos de estrellas muertas define nada más que el espacio que lo ocupa.
Bosque blanco de primavera corta, iluminando el sendero de petalos centelleantes de luz ambigua, que recorre hacia la deriva del bote que aun vigila.
Escondiendo dibujando penumbras de montañas escarchadas,
observando a lo lejos el intento de salir corriendo. Conociendo mas no aceptando la triste realidad del aire que me lleva incompleta. Giran los brazos giran apuntando a lo que dicen es el cielo, vuelan cabellos vuelan invocando rayos de verde con raices tan profundas que ni el agua termina de tocarlas.
Y la sinfonica de esta melodía me dirije a la deriva donde cauteloso el capitan del barco intergalactico flota derritiendo sombras de movimientos púrpura en esta tarde de solsticio que siempre quiso ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario